viernes, 31 de julio de 2015

Lectura: Miércoles 30 de junio de 2015
Horacio Encinas
Las lecturas son de:

-          Farah, I. y Sanchez, C. (2008). Desafíos de una nueva agenda de género. (p. 89). Perfil de género Bolivia. La Paz, Bolivia: CIDES – UMSA
-          Novillo, M. (2011). Paso a paso. Así lo hicimos. Avances y desafíos en la participación política de las mujeres. La Paz, Bolivia: Coordinadora de la Mujer – IDEA Institute for Democracy and Electoral Assistance..

Introducción.-
Desafíos de una nueva agende de género, tanto Farah y Novillo:
El primer texto habla del “chahca – warmi” y la complementariedad entre varón y mujer, y Novillo sobre la realidad boliviana y los procesos que se han experimentado los espacios de decisión formal y no formal para la mujer.
Desarrollo.-
Una mayor equidad e igualdad, Bolivia vive hoy una reconstrucción intercultural de sus instituciones principalmente estales y publicas, definición de nuevos criterios para una justicia distributiva tanto en promoción de lo productivo y participativo y la armonización del debate entre derechos colectivos e individuales en la legislación y administración de justicia.
En los últimos años, en la perspectiva de la “reconstitución intercultural de las instituciones” y la propuesta de construcción de un estado pluri o multicultural. Recuperar ciertas nociones comunitaristas y trans – individualistas una de esas es la correlación del “Chacha – warmi”. Este es un eje central para entender la complementariedad hombre/mujer como modelo para tratar la inequidad de género y ser más bien una armonía y equilibrio.
La reorganización del mundo familiar a causa de los procesos de feminización laboral, cambiando las estructuras de los roles de mujeres y hombres situando a esta nueva forma masiva como proveedoras materiales de recurso productivos y contenedoras esto en el mundo urbano donde la mujer participa mas en dominios informales y en lo rural con menor medida.
La tarea de desarticular de las bases de dos modelos de dominio profundamente arraigado pero cuestionado la distribución de poder, recursos y beneficios de desarrollo.
 Conclusiones.-
Si bien hay avances en la complementariedad de ambos hombre/mujer en una sociedad tradicional, se abren, canales que reconocen la participación femenina como el marco normativo y jurídico de reconocimiento de derechos en una sociedad con base patriarcal. Sin embargo si bien se abren canales en lo formal, sin embargo en lo real aún hay ciertas trabas para la mujer como cuando hay la responsabilidad de asumir las responsabilidades productivas donde hay resistencia es en espacio de participación social y política o de representación familiar (esto se vive más en el área rural).


Se trata de modelos de desarrollo, los













que existen en su interior. Esto no sólo subsanaría
el grado de explotación al que han llegado las mujeres,
especialmente indígenas, en los marcos de la
“feminización” de la desigualdad y su adscripción a
esquemas laborales precarizados, sino que también
lo haría en aras de los valores del reconocimiento y
la diferencia multicultural.

En esta dirección, la educación es un vehículo
fundamental para conseguir este logro, estando
claro que se han dado pasos iniciales en esa perspectiva
en los últimos años, con la introducción
del principio de equidad entre hombres y mujeres
en el espacio y debate público y bajo el impulso de
políticas de equidad, y remontando los problemas
existentes en el sistema educativo. Del mismo modo,
la función educativa debe extenderse hacia los medios
de comunicación que, hasta el presente, no han
dejado de emitir mensajes, imágenes y símbolos
atados a las identidades subordinadas y maternas
de las mujeres, y la naturalización de la violencia
basada en la subordinación.

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